Y sintió que todo terminaba...

... qué nada haría que volviese su vista atrás. Y sintió que su ojos ya cansados no dejaban un horizonte hallar.
Y sintió que sus verdades en silencio eran ecos que jugaban sin saber, que ondas sinusoidales habitaban en su ser.
Observó sus manos tan llagadas por el peso de ese bolso de cartón que era tan denso como el viento y liviano como la lámina que lo creó.
Y jugó con palabras y recursos e inventó verbos que jamás enseñó , taladró el cráneo de sus venas y con un alfiler atravesó su razón.
Percibió los sonidos mas oscuros, las paredes de su cuarto las rompió,enganchó mechones de su pelo en espejos rotos de terror.
Cortó con tijeras su retina, hizo pruebas que congelaron su interior. Estiró sus dedos tan cansados y dibujos escalofriantes diseñó.
Construyó una vida no deseada, escribió con sus uñas en la piel, le puso anteojos negros a su alma y cubrió su rostro con retazos de papel.
Se dio cuenta que no era lo de siempre y su boca con hilos de alpaca coció, cerró los libros que habitaban en la mesa, abrió el bolso y empacó.
Apenas unos pasos efectuó y de sus garras comenzaron a surgir hielos fríos como el fuego que todo se disolvió.
Sus ojos se volvieron cristalinos, sus pies se anclaron al lugar, sus manos eran cemento construido y ese ser no sintió mas.
Y quedó como un árbol disecado en las playas de aquél lugar, la gente observa asombrada esa imagen que pareciese hablar con esas lágrimas que salen de sus ojos, que son salitre de azúcar con gusto a sal.
Sus manos se quedaron en silencio con un lápiz entrelazado a sus pies, con papeles en la punta de sus dedos y palabras borroneadas en su piel.
Los que vieron a esa estatua tan viviente,los que conocieron a este ser, van tranquilos en silencio observando y una brisa aterciopelada les besa la piel. Dicen los que saben de secretos, dicen los que estudian el crecer que su alma se ha quedado congelada por coartar la locura de su ser.
Y esas noches en donde todo ocurre, el mar furioso parecer enrojecer salen hielos transformados en volcanes que queman las miradas y la piel. La locura se adueña de ese sitio y un aroma a fusiones silenciosas parece renacer...
El final de la historia no está escrito, ya que el libro un día se quemó, quedan páginas en blanco aguardando esa tinta que un día olvidó...